En el norte de Texas 18 miembros de una familia luchan contra la COVID-19 después de contraerlo en una reunión desarrollada el mes pasado.
Ron Barbosa le dijo al canal de televisión KTRK que creen que la infección se propagó en una fiesta sorpresa celebrada el 30 de mayo y a través de un pariente que no sabía que estaba infectado.
Barbosa, quien se negó a asistir a la celebración organizada debido a las preocupaciones por la seguridad durante la pandemia, relató que su sobrino, sin saber que era portador del virus, fue el anfitrión de la reunión a la que llegaron 25 personas.
Aunque el encuentro solo duró unas pocas horas y se ajustó a las normativas sanitarias, desde ahí se produjo una serie de contagios.
“Cuando la gente empezó a enfermarse, los reprendimos enérgicamente”, dijo Barbosa al canal WFAA-TV. “Sabíamos que esto sucedería, digo, hemos estado aterrorizados todo este tiempo en que ha estado sucediendo”.
Ocho de los invitados adquirieron el virus y a su vez contagiaron a otros 10 parientes. Entre los afectados hay dos personas de la tercera edad, dos niños pequeños y una mujer que lucha contra un cáncer de mamá.
Los padres de Barboda, ambos de avanzada edad, y su hermana, fueron hospitalizados.
La madre, Carole, que fue al lugar de la fiesta para dejar algo, dio positivo a coronavirus y fue ingresada en un hospital una semana después. Pero, su padre, Frank, que no asistió a la reunión, se infectó luego.
"Es desgarrador", lamentó y señaló que su familia quedó consternada por la situación que tuvo que atravesar.
Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, decidió imponer más restricciones en los negocios y dejar en suspenso el alivio de las restricciones.
Están ansiosos por pasar un buen rato tras meses de confinamiento y que se vaya al demonio el coronavirus: los jóvenes están impulsando así una peligrosa escalada de infecciones de covid-19 en Florida.
Desafiantes y sintiéndose inmortales, encuentran mil maneras de esquivar las restricciones para reunirse y salir de juerga.
Según puede verse fugazmente en las historias de Instagram, hay fiestas en las playas, en las piscinas, en yates privados y de alquiler, sobre todo en el sur de Florida, donde los bares y discotecas todavía están cerrados.
También se pueden alquilar autobuses para organizar despedidas de solteros donde los festejadores beben cerveza, bailan reguetón y, eventualmente, propagan el virus mientras circulan por Miami.
El problema es que los jóvenes se sienten inmortales cuando se divulga que son menos vulnerables al coronavirus, estima la epidemióloga Mary Jo Trepka, de la Universidad Internacional de Florida.
Que tienen menos probabilidades de enfermarse "es muy cierto", dice la experta a la AFP, "pero cuando sean muchos los jóvenes que estén enfermos, habrá algunos que se enfermarán mucho y terminarán hospitalizados. Y ya estamos viendo eso".
Y Trepka cree que es muy probable que muchos de estos jóvenes que se sienten invencibles "tengan contacto con personas mayores y más vulnerables" en sus casas.
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