Un día como hoy, 31 de agosto pero en 1949, Barcelona organizaba un partido
amistoso contra el Millonarios de Bogota, quien era considerado uno de los mejores
equipos del mundo, inclusive el gran Alfredo Di Stefano formaba parte de este
club.
Tan solo 26 días antes, un terremoto azoto la región centro del Ecuador, aquel
día se destruyeron varias ciudades, entre ellas nuestra Pelileo.
¿Por qué estos dos acontecimientos tienen conexión en nuestra historia?
Aquel encuentro fue llevado a cabo precisamente para ayudar a los damnificados
de este desastre natural. Cuentan los periódicos de esa época que 29 mil
personas coparon el estadio Capwel para ver a un Barcelona lleno de jugadores
nacionales y aun Millonarios lleno de estrellas.
La taquilla total fue entregada por el alcalde de Guayaquil íntegramente al Presidente
de la República Galo Plaza Lasso justo antes de que comenzara el encuentro, en
parte sirvió para la reconstrucción de la zona afectada.
El Partido
Millonarios contaba con cracks legendarios como los argentinos Néstor Raúl
Rossi, Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera y Pedro Cabillón.
Barcelona salió aquella noche del 31 de agosto de 1949 con Enrique Romo; Carlos
Pibe Sánchez y Juan Benítez; Fausto Montalván, Jorge Cantos y Galo Solís; José
Jiménez, Enrique Pajarito Cantos, Jorge Rodríguez, José Vargas y Guido Andrade.
Entraron luego Heráclides Marín por Jorge Cantos, Manuel Valle por Montalván y
Víctor Lindor por Enrique Cantos.
Millonarios alineó a Gabriel Ochoa Uribe; Gustavo García y Francisco Zuluaga;
Tomás Abbes, Rossi e Ismael Soria; Alfredo Castillo, Pedernera, Di Stéfano,
Cabillón y Alfredo Mosquera.
Ante la sorpresa visitante y la euforia del público local el legendario
Pajarito Cantos abrió el marcador. Pedernera empató y Di Stéfano aumentó en
medio del desconcierto de los canarios. El segundo tiempo fue una brillante
demostración de fútbol de ambos equipos. Barcelona cercó a Millonarios en busca
de la igualdad, el que llegó a través del Mocho Rodríguez.
El partido se tornó áspero. Rossi sacudió a Enrique Cantos después de que este
lo dejara en ridículo con su mítica “bicicleta”. Su hermano Jorge lo defendió,
manoteó al gigante Rossi y fue cambiado por Marín. Zuluaga estaba desesperado
ante el toque de Cantos, Jiménez, Pelusa Vargas y Andrade.
Cuando faltaban tres minutos para el final, Víctor Lindor pasó a la historia al
pescar un rebote dado por Ochoa ante un tirazo del Negro Jiménez y puso el 3-2.
Di Stéfano y Rossi se lanzaron contra Mateus para pedirle que alargue el
partido, desesperados por la cercana derrota e intentaron agredirlo luego
cuando pitó el final.
El grito del público cuando sonó el silbato de Mateus pasó a la historia.
Algunos afirman que se oyó hasta Milagro, donde una multitud seguía el partido
emocionada por las jugadas de Andrade y la narración de otro milagreño, Ecuador
Martínez.
Esa noche se afianzó la idolatría de Barcelona para todos los tiempos. Luego
creció hasta llegar a todos los rincones de la patria y rebasar las fronteras.
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