La matanza indígena en la hacienda de Leito es un triste episodio en la historia ecuatoriana, ocurrido el 13 de septiembre de 1923. Cuando Patate aún era parroquia de Pelileo, este suceso consternó a todo el Ecuador, ya que fueron asesinadas 39 personas, que buscaban solo mejores condiciones laborales. A continuación te contamos parte de esta historia:
CONTEXTO
Según Luis Fernández Salvador, la hacienda Leito, tenia de 80 a 100 arrendatarios que pagaban un canon de arrendamiento en dinero y la obligación de trabajar todos los días al mes para la hacienda. Una noticia algo imprecisa publicada en periódico “Labor” de Ambato, indica que gente de Patate estaba presa a finales de febrero de 1923, acusada de haber "soliviantado" a los arrendatarios.
Un telegrama enviado por Fernández Salvador al cura de Patate, indica justamente que había una situación interna muy conflictiva en Leito, "Por enfermedad no puedo ir a Leito.- Ruégale pasar a esta Hda. y pacificar a los pobladores antes de usar medidas violentas, encarézcale comunique resultado de sus gestiones…"
En Marzo de 1923, los arrendatarios de la Hacienda Leito, reclamaron derecho de dominio sobre una parte de la hacienda, y una escolta de soldados en respuesta, quemó ocho casas. Estas medidas represivas, plantean que estaba habiendo un avance de los arrendatarios sobre la hacienda.
LA MATANZA
El 13 de septiembre de 1923, se produce una masacre, cuando un piquete de 70 soldados del ejército junto a Carlos Loza, Jefe Político de Pelileo, fueron a Leito. En el sitio Pallacucho, llegó el ejército y desplegó sus fuerzas a toque de corneta. Los campesinos se reunieron en un solo grupo compacto, esperando al ejército.
Darío Guevara, el su libro Puertas de El Dorado, describe el macabro hecho de la siguiente forma:
'Se adelantó Loza en esas circunstancias, con la sola compañía de algunos empleados de la hacienda; y suponiendo Intenciones criminales a los allí reunidos, les increpó en forma grosera. Uno de los campesinos que estaba a la cabeza del grupo un tal Leónidas Muñoz, se anticipó entonces a mostrar a Loza la citación que se les habla hecho y que estaba lejos de significar revuelta alguna. La respuesta de Loza fue dispararle con su pistola y tirarle muerto al suelo. Un hermano del anterior, Belisario Muñoz, caía muerto segundos después también por manos de Loza por haberse atrevido a calificar la actitud de criminal. Enfurecida por tamañas injusticias una pariente de las víctimas anteriores llamada Olimpia Muñoz, levantó un palo y dándole a Loza un fuerte garrotazo en la nuca, bótale del caballo y le tendió en el suelo ... Loza trató de ponerse de píe mas no lo conseguía, pues, Olimpia se le había echado encima y descargado fuertes mojicones. Entonces gritó a la tropa: ¡Fuego, fuego, fuego! Como debido a la neblina y estar a alguna distancia los soldados no percibían bien lo que ocurría, dispararon a todo el grupo en repetidas ocasiones; hasta que se apagaron voces y solo se oían gemidos y lamentos ... Cuando se hizo la calma y acudieron los soldados al sitio mismo de los sucesos, habían caído muertas treinta y nueve personas y los heridos sumaban más de veinte. Y entre esos 39 primeros estaba Carlos Loza como si la Providencia misma hubiera adelantado el castigo a sus crímenes'.
La versión de los sucesos que manejó el dueño de la hacienda, indica dos motivaciones. Por una parte, las pensiones de arrendamiento, y por otra, el que los arrendatarios habían establecido dominio sobre parte considerable de la hacienda. Posteriormente Marco Restrepo atribuyó el levantamiento a un abogado que "sembró la idea de que la propiedad de Leito podría ser confiscada", y al ausentismo de los dueños.
Varios sobrevivientes de la masacre, se trasladaron al valle de Río Verde Chico y formaron el caserío Vizcaya en la zona de la cordillera oriental. El levantamiento indígena se justificó porque las pensiones de arrendamiento eran muy altas; y la represión militar se argumentó porque los arrendatarios establecieron un gran dominio sobre parte de la hacienda y esto no era conveniente para su dueño.
Como conclusión, el conflicto entre los indígenas y el sistema de hacienda tenía un carácter de resistencia que buscaba mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Además, se buscó que los terratenientes abandonen su control territorial. Por esta razón, se impuso la represión militar; debido a que no se permitiría poner un límite a la expansión del poder de la hacienda y de los terratenientes.
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