Pelileo. La crisis causada por la pandemia del covid-19
obligó a miles de personas a innovar o a cambiar su giro de negocio y esto fue
precisamente lo que ocurrió en El Pingue de Pelileo.
En esta comunidad, que se ubica al oriente de la “Ciudad Azul”, junto a la vía
a Baños, antes de la pandemia el ‘fuerte' era la producción de plantas
ornamentales y frutales entre los que primaba el tomate de árbol.
Pero casi de la mano de la pandemia llegó una plaga que afectó a este rubro. Con
las restricciones de movilidad y la producción agrícola en sus terrenos a punto
de podrirse, a los habitantes no les quedó otra opción que empezar a
comercializar en la vía. Ahora esto se ha convertido en una especie de feria y
el producto estrella es la mandarina.
APROVECHANEL PASO DE VIAJEROS.
Nancy Chugcho, moradora de El Pingue, detalló que la idea fue de un par de familias,
pero que con el pasar de los meses se han sumado más de 36 solo a la altura de la
comunidad. Sin embargo, desde el puente de Las Juntas hasta este sector se
ubican de manera itinerante al menos otros 14 puestos, principalmente los fines
de semana y feriados.
Según Chugcho, lo que les motiva a vender de manera directa en la vía es el
precio, puesto que el saco de mandarina en el mercado Mayorista (clase uno),
habría llegado a costar hasta un dólar, situación que en algo se habría
recuperado las últimas semanas aprovechando el transitar de los turistas.
"Está bien barato la mandarina, no se saca para las curaciones, ni del
trabajo de uno. Vendiendo aquí si sale mejor que ir al Mayorista, aunque
pasando el día. Lo mejor es los domingos que la gente ya regresa del Oriente o
de Baños", detalló.
PIDEN RESPETO A LOS CLIENTES.
Marcia Carrasco, quien también se inclinó por la opción de vender al borde de
la vía en El Pingue, detalló que la producción de mandarina que aquí se exhibe
es de la localidad de Valle Hermoso, Yataquí, Gamboa, Artezón, Inapí, Guadalupe
y El Pingue.
Pero lamentó que varios compradores quieran pagar muy poco, a pesar de que el
precio de manera general ya está bajo. "Hubo semanas en las que el saco
estaba a un dólar, dos y tres, ahora se vende a ocho más o menos la primera. En
buen tiempo sin pandemia el precio era de 12-13 dólares. Sí se vende al
turista, pero muchos no valoran el trabajo que es cultivar el campo",
detalló.
Según se conoció los vendedores aún no están organizados, pero normalmente
están activos todos los días y de manera especial fin de semana y feriado.
Quienes venden cumplen con el uso de mascarilla.
FOTO: LA HORA
TEXTO: EL AMBATEÑO
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