Salasaka. El pueblo indígena Salasaka, a más de vivir de los
cultivos ya sea de maíz, trigo, cebada, fréjol, papas, col, lechuga, remo-
lacha, coliflor, manzana, peras, duraznos y capulí, también se dedican a la
producción para sí mismo.
Son habitantes que des- de mucho tiempo atrás se dedican a hilar lana de oveja
y procesarla en bayetas y anacos, y por ende para ofrecerlas como artesanías.
Sin embargo, este tema a raíz de la pandemia, ha perjudicado a todos los
comerciantes de la zona central de Salasaka.
INVITANA LOS TURISTAS.
En esta ocasión, los artesanos de la asociación de los locales artesanales en
la plaza central de Salasaka contaron cómo está difícil la situación comercial.
Pese a la ayuda de las autoridades, los comerciantes consideran que hace falta
muchas más alternativas para atraer la visita de los turistas nacionales y extranjeros.
A propósito de las fiestas del Inti Raymi, que se llevan a cabo a mediados de
junio, hacen la invitación a los turistas. Aquí ofrecen gran variedad de
comida, turismo y artesanías.
En el centro de Salasaka, sus habitantes organizan las actividades con sus
danzantes y así las cerca de 20 comunidades también se organizan para este
festejo. En esta fecha se celebra el fin de la siembra, dijeron.
Tradición de hilar es una herencia
Desde los 12 años de edad, Encarnación Chicaiza aprendió a hilar, así como todas
las mujeres de su comunidad. Mientras vende leche y bizcochos en la zona céntrica
de Salasaka, sus hábiles manos hilan la lana de oveja. Esta es tejida y
procesada para su propia vestimenta autóctona.
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